domingo, 20 de diciembre de 2015

EL BELÉN O NACIMIENTO





Durante la temporada de Adviento y Navidad es muy común encontrar en las casas el Belén, los Nacimientos o el Misterio.

Todas éstas son representaciones por medio de figuritas la historia del nacimiento de Jesucristo. La construcción y exhibición de belenes forma parte de la liturgia navideña en muchas partes del mundo, especialmente en la tradición católica. En la plaza de San Pedro, en el Vaticano, se arma anualmente un belén de tamaño natural.






El belén representa por lo general a Jesús, María y José en un pesebre, o según otras tradiciones, en un establo, granero o cueva, donde, según Lucas 2:7, nació el niño.

La tradición los acompaña de una mula y un buey, según el relato de los Evangelios apócrifos. Puede incluir además representaciones de los pastores reunidos para adorar al recién nacido, de los tres Reyes Magos con sus ofrendas, de ángeles y de la estrella de Belén.

El belén suele montar antes de Navidad, tradicionalmente el 8 de diciembre, coincidiendo con la fiesta de la Inmaculada Concepción, y se conservaba armado hasta el 2 de febrero, fecha de la presentación de Jesús en el Templo.

A partir de la fiesta de la Epifanía, el 6 de enero, se añaden los personajes de los Reyes Magos.

El origen de las escenas tridimensionales de la natividad se atribuye a san Francisco de Asís, aunque la imagen era común en la iconografía desde antes.

En el s. XIII San Francisco de Asís hace en la gruta de Greccio una representación con animales y personas para presentar la historia del nacimiento de Jesús de tal manera que todos lo pudieran comprender. Algunas personas trataron de hacer lo mismo en sus casas utilizando pequeñas figurillas de madera o barro.

François de Base creó en 1223 el primer belén que empleó personajes reales, en la iglesia de Grecchio (Italia) con la gente del pueblo.
De Italia la costumbre se extendió por Europa pero en España tuvo un desarrollo muy especial. La tradición fue traída desde Nápoles durante el reinado de Carlos III.

 Con la Conquista de América Latina por los españoles, algunos frailes aprovecharon este recurso para enseñar a los indígenas el Misterio de la Navidad. Los naturales de América acogieron con gusto la idea y con el tiempo se hizo una costumbre que aún se practica.




Días antes de la Navidad en los mercados aparecen puestos donde se vente todo lo necesario para hacer un nacimiento. Junto a las imágenes del misterio (José y María) y del Niño Jesús, aparecen el buey y el burro, los pastores y sus ovejas.

También tienen figuras para las escenas costumbristas que acompañan al nacimiento como: mujeres con canastos o cántaros de agua, pastores durmiendo, corderos, puentes chozas, puercos y gallinas. No pueden faltar las imágenes de los ángeles y los Reyes Magos con sus regalos. El poner el nacimiento es un evento familiar.


TIPOS DE NACIMIENTOS



La catalogación moderna de los Portales, se estructura y clasifica de la siguiente forma:

  • Según la manera y estilo de representarlos existen cuatro categorías:

    • Los bíblicos, que recrean el paisaje, los personajes, los enseres y las costumbres que había en Palestina en el momento del Nacimiento del Salvador. Suelen ser cerrados y están dotados de perspectiva, desarrollando con automatismos eléctricos el ambiente del día/atardecer/noche/amanecer.

    • Los populares, que son los realizados sin ajustarse a la historia y sin trabajar la perspectiva, donde alternan los materiales tradicionales como el corcho, el serrín, el papel de plata, las figuras de oficios desconocidos en Palestina como la castañera, los cerdos (animal impuro para las costumbres judías), árboles de plástico y la mezcla de figuritas de diversos tamaños sin ningún canon de armonía.

    • Los regionales que reproducen el paisaje, los personajes, las vestimentas, los utensilios y las costumbres del lugar donde se hacen.


    • Los modernos, así se denominan los construidos con materiales de diversa procedencia, como las conchas, el fieltro, botellas, etc., montando unas figuritas graciosas y artísticas sobre una base original.


  • Por su tamaño se clasifican en tres modalidades:

    • Nacimientos grandes, aquéllos que Bíblicos o no superan el metro y medio de frente, ocupando una habitación, gran parte de un salón o todo el rincón de una iglesia.

    • Monumentales, los que generalmente construidos en el exterior, aprovechando incluso rincones naturales de un terreno, ocupan una superficie grande y suelen ser obra de varios artistas.

    • Dioramas, que son reproducciones a escala reducida de escenas de los Nacimientos Bíblicos, enmarcados en un cajón cúbico, construidos con sujeción a unas normas o cánones, con una sola embocadura y un montaje sencillo pero muy efectista de luz y color.

  • Por los personajes empleados tenemos dos clases de nacimientos:
  •  
    • Los vivientes, en que personas reales desarrollan las diferentes escenas del belén, incluso con la participación o no de animales vivos y vegetación natural.

    • Los tradicionales, en que son figuras talladas en diferentes materiales las empleadas en todas las escenas. A su vez se subdividen en:
-Fijos: Sus figuras no realizan movimientos

-Animados: Dispositivos electrónicos permiten que las figuras realicen movimientos repetitivos.

  • Por el traslado de las figuras hay dos clases:

    • Los estables en los cuales las figuras permanecen estáticas desde que se coloca el belén hasta que se desmonta.
    • Los móviles, en ellos los personajes son desplazados según la realidad de los hechos bíblicos como mover a los pastores o acercar a los reyes al pesebre a medida que se acerca la Epifanía.

Curiosidades locales





En Cataluña se incluyen unas figuras llamadas caganer que representa a un campesino en el acto de la defecación y el pixaner, que orina.

En Provenza, al sur de Francia, los belenes incluyen a veces centenares de figurines de arcilla pintados llamados santóns, que representan todos los oficios y profesiones tradicionales de la región. Debido a su valor cultural, los santóns se coleccionan más allá de su uso en el Portal.

En la región andina de Venezuela se realiza generalmente una ceremonia para levantar al niño Jesús, llamada «Paradura del niño». En la región capital, los nacimientos combinan tradiciones criollas con modernas. Utilizan hojas de plátano y casitas coloniales de múltiples colores.

En México, Guatemala, Colombia, Venezuela, Perú y Chile, la figura del Niño no se coloca hasta la llegada de la Navidad, fecha en que se celebra su nacimiento, y luego de ser «arrullado» es colocado entre José y María.

En el arrullo, los padrinos del niño (quienes son encargados de dar los aguinaldos) toman al niño en una sabanita y comienzan a arrullarlo mientras se canta "duerme y no llores" u otro canto de arrullo o villancico y luego se da a besar a todos los presentes. Cada persona, toma una colación cuando besa al niño y al término; el niño es colocado entre José y María. Luego se reparten los aguinaldos, se quiebran las piñatas, y se tiene la cena de navidad.

En Perú el nacimiento se desmonta el 6 de enero, en una celebración llamada Bajada de Reyes, en la cual se invita a familiares y amigos, y se festeja mientras se van desmontando uno a uno las figuras del nacimiento. Dicha celebración se repite en grupos más grandes como comunidades o empresas privadas. Así mismo, en la región de Ayacucho existe el Retablo ayacuchano que consiste en un nacimiento dentro de una especie de caja de madera, que al abrirse recuerda los grandes altares de los templos del lugar, pero cargados de figuras y de colorido, pudiendo alcanzar grandes tamaños.









lunes, 14 de diciembre de 2015

Papá Noel


La figura de Papá Noel (Santa Claus, Sinterklaas o Pere Noel, según el país)- al parecer estaría inspirada en la vida del obispo de Mira - en la actual Turquía- conocido hoy como San Nicolás, cuya inmensa popularidad por su bondad y generosidad con los pobres estableció la creación de un mito para la navidad.

San Nicolás fue obispo de Mira, Licia en el siglo IV.

Probablemente asistió al Concilio de Nicea en el año 325 d.c. Sin embargo, sus reliquias parece que fueron trasladadas en 1087 a Bari, donde se conservan en un sarcófago del que emana un bálsamo al que se atribuyen efectos milagrosos.
Universalmente reconocido como taumaturgo ("que obra hechos maravillosos"), se le aplican numerosas leyendas relacionadas con resurrección de niños y dotación de vírgenes.

Una de ellas cuenta que una noche, cuando trataba de transportar tres bolsas de oro hasta las tres hijas de un mercader arruinado, una de las bolsas cayó dentro de los calcetines que colgaban de la chimenea para secarse y que por eso desde entonces se cuelgan los calcetines en espera de regalos. El mercader, vecino suyo, había decidido prostituir a sus tres hijas porque no tenía dinero para la dote. La historia cuenta que el santo arrojó las limosnas discretamente por una ventana para librar de la deshonra a las tres doncellas.

Otra leyenda asegura que San Nicolás devolvió la vida a tres niños que habían sido descuartizados y puestos en salmuera por un terrible secuestrador caníbal.

Su fiesta se celebra el 6 de diciembre y es el patrón de Rusia y de Lorena, y muy popular en la citada Rusia, Grecia, Italia, el Norte de Europa, Alemania e Inglaterra, donde ha sido asimilado a su Papá Noel, ese personaje legendario de barba blanca, vestido de rojo y con capucha, y a Santa Claus, denominación anglosajona de San Nicolás, y con funciones de protector y patrón de niños.



En Estados Unidos, el sinter Klaas importado se convirtió en Santa Claus. En el Mediterranéo, San Nicolás sustituyó en las fiestas y creencias populares a Poseidón, rey de los mares y dios de los terremotos de la mitología clásica. Se le representa con ornamentos episcopales y sus atributos son tres bolsas de oro con las que libró de la prostitución a las tres doncellas, los tres niños resucitados y un ancla, como protector de los hombres de mar, pues estando en Palestina dicen que calmó una enorme tempestad.

Otra leyenda de Santa Claus dice que entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.



En la Edad Media, la leyenda de San Nicolás arraigó de forma extraordinaria en Europa, particularmente en Italia (a la ciudad italiana de Bari fueron trasladados sus restos en el 1087), y también en países germánicos como los estados alemanes y holandeses.

Particularmente en Holanda adquirió notable relieve su figura, se convirtió en patrón de los marineros holandeses y de la ciudad de Amsterdam.
Cuando los holandeses colonizaron Nueva Amsterdam (la actual isla de Manhattan), erigieron una imagen de San Nicolás, e hicieron todo lo posible para mantener su culto y sus tradiciones en el Nuevo Mundo.

La devoción de los inmigrantes holandeses por San Nicolás era tan profunda y al mismo tiempo tan pintoresca y llamativa que, en 1809, el escritor norteamericano Washington Irving (1783-1859) trazó un cuadro muy vivo y satírico de ellas (y de otras costumbres holandesas) en un libro titulado Knickerbocker's History of New York (La historia de Nueva York según Knickerbocker).






En el libro de Irving, San Nicolás era despojado de sus atributos obispales y convertido en un hombre mayor, grueso, generoso y sonriente, vestido con sombrero de alas, calzón y pipa holandesa. Tras llegar a Nueva York a bordo de un barco holandés, se dedicaba a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo volador que arrastraba un trineo prodigioso.

El hecho de que Washington Irving denominase a este personaje "guardián de Nueva York" hizo que su popularidad se desbordase y contagiase a los norteamericanos de origen inglés, que comenzaron también a celebrar su fiesta cada 6 de diciembre, y que convirtieron el "Sinterklaas" o "Sinter Klaas" holandés en el "Santa Claus" norteamericano.

Pocos años después de la publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había adquirido tal popularidad en la costa este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema anónimo titulado A Visit of St. Nicholas ('Una visita de San Nicolás'), publicado en el periódico Sentinel ('El Centinela') de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje. Aunque publicado sin nombre de autor, el poema había sido escrito por un oscuro profesor de teología, Clement Moore, que lo dedicó a sus numerosos hijos y nunca previó que un familiar suyo lo enviaría a un periódico. Hasta el año 1862, ya octogenario, no reconocería Moore su autoría.

En el poema, San Nicolás aparecía sobre un trineo tirado por renos y adornado de sonoras campanillas. Su estatura se hizo más baja y gruesa, y adquirió algunos rasgos próximos a la representación tradicional de los gnomos (que precisamente también algunas viejas leyendas germánicas consideraban recompensadores o castigadores tradicionales de los niños).

Los zuecos holandeses en que los niños esperaban que depositase sus dones se convirtieron en anchos calcetines. Finalmente, Moore desplazó la llegada del simpático personaje del 6 de diciembre típico de la tradición holandesa, al 25 de ese mes, lo que influyó grandemente en el progresivo traslado de la fiesta de los regalos al día de la Navidad.

El proceso de popularización del personaje siguió en aumento. El 6 de diciembre de 1835, Washington Irving y otros amigos suyos crearon una sociedad literaria dedicada a San Nicolás, que tuvo su sede en la propia casa de Irving. En las reuniones, era obligado fumar en pipa y observar numerosas costumbres holandesas. Ello indica hasta qué extremo habían aceptado esta tradición holandesa los norteamericanos descendientes de otros grupos inmigrantes.

El otro gran contribuyente a la representación típica de San Nicolás en el siglo XIX fue un inmigrante alemán llamado Thomas Nast. Nacido en Landau (Alemania) en 1840, se estableció con su familia en Nueva York desde que era un niño, y alcanzó gran prestigio como dibujante y periodista.




En 1863, Nast publicó en el periódico Harper's Weekly su primer dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado hasta entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo bajito y rechoncho hasta las de anciano alto y corpulento.

El dibujo de Nast lo presentaba con figura próxima a la de un gnomo, en el momento de entrar por una chimenea. Sus dibujos de los años siguientes (siguió realizándolos para el mismo periódico hasta el año 1886) fueron transformando sustancialmente la imagen de Santa Claus, que ganó en estatura, adquirió una barriga muy prominente, mandíbula muy ancha, y se rodeó de elementos como el ancho cinturón, el abeto, el muérdago y el acebo.



Aunque fue representado varias veces como viajero desde el Polo Norte, su voluntariosa aceptación de las tareas del hogar y sus simpáticos diálogos con padres y niños le convirtieron en una figura todavía más próxima y entrañable. Cuando las técnicas de reproducción industrial hicieron posible la incorporación de colores a los dibujos publicados en la prensa, Nast pintó su abrigo de un color rojo muy intenso.

No se sabe si fue él el primero en hacerlo, o si fue el impresor de Boston Louis Prang, quien ya en 1886 publicaba postales navideñas en que aparecía Santa Claus con su característico vestido rojo. La posibilidad de hacer grandes tiradas de tarjetas de felicitación popularizó aún más la figura de este personaje, que numerosas tiendas y negocios comenzaron por entonces a usar para fines publicitarios. Llegó incluso a ser habitual que, durante las celebraciones navideñas, los adultos se vistieran como él y saliesen a las calles y tiendas a obsequiar a los niños y hacer propaganda de todo tipo de productos. Entre 1873 y 1940 se publicó la revista infantil St. Nicholas, que alcanzó una enorme difusión.

La segunda mitad del siglo XIX fue trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura de Santa Claus. Por un lado, quedaron fijados (aunque todavía no definitivamente) sus rasgos y atributos más típicos. Por otra, se profundizó en el proceso de progresiva laicización del personaje. Efectivamente, Santa Claus dejó de ser una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de determinados grupos credenciales, y se convirtió más bien en un emblema cultural, celebrado por personas de credos y costumbres diferentes, que aceptaban como suyos sus abiertos y generales mensajes de paz, solidaridad y prosperidad.

Además, dejó de ser un personaje asociado específicamente a la sociedad norteamericana de origen holandés, y se convirtió en patrón de todos los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes geográficos y culturales. Prueba de ello fue que, por aquella época, hizo también su viaje de vuelta a Europa, donde influyó extraordinariamente en la revitalización de las figuras del "Father Christmas" o "Padre Navidad" británico, o del "Père Noël" o "Papá Noel" francés, que adoptaron muchos de sus rasgos y atributos típicos.

El último momento de inflexión importante en la evolución iconográfica de Santa Claus tuvo lugar con la campaña publicitaria de la empresa de bebidas Coca-Cola, en la Navidad de 1930. Como cartel anunciador de su campaña navideña, la empresa publicó una imagen de Santa Claus escuchando peticiones de niños en un centro comercial. Aunque la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron al pintor de Chicago (pero de origen sueco) Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast.

El artista, que tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto de gnomo y ganase en realismo. Santa Claus se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables, y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores oficiales de Coca-Cola.



El personaje estrenó su nueva imagen, con gran éxito, en la campaña de Coca-Cola de 1931, y el pintor siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje, y a sus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas que Coca-Cola realizó en el mundo, y tras la muerte del pintor en 1976, su obra ha seguido difundiéndose constantemente.
 






Por el cauce de las postales, cuentos, cómics, películas, etc. norteamericanas, la oronda figura de Santa Claus sigue ganando popularidad en todo el mundo, y hoy puede decirse que constituye la advocación más universal y conocida, y también la más laica y comercial, de todas las derivadas del San Nicolás de Bari que desde el siglo IV se ha considerado tradicional protector de los niños.




viernes, 11 de diciembre de 2015

EL VILLANCICO





El villancico es una forma musical y poética en castellano y portugués, tradicional de España, Latinoamérica y Portugal, muy popular entre los siglos XV y XVIII.

Los villancicos eran originariamente canciones profanas con estribillo, de origen popular y armonizadas a varias voces. Posteriormente comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad. Compositores notables de villancicos fueron, entre otros, Juan del EnzinaPedro de EscobarFrancisco GuerreroGaspar Fernandes y Juan Gutiérrez de Padilla.

Actualmente, tras el declive de la antigua forma del villancico, el término pasó a denominar simplemente un género de canción cuya letra hace referencia a la Navidad y que se canta tradicionalmente en esas fechas.

Los primeros villancicos surgieron en el siglo XV a partir de la modificación de canciones populares más antiguas. El nombre proviene de las personas que solían cantar ese tipo de composiciones: los habitantes de las villas rurales (villanos).

Los villancicos se cantaban en fiestas populares, y las temáticas que trataban no siempre eran religiosas: se narraban situaciones amorosas o las noticias locales, y en algunos casos presentaban un contenido burlesco y satírico.




En el siglo XVI, la Iglesia decidió promover la música en lengua vernácula durante las misas, con el objetivo de promover la evangelización.

De esta forma, los villancicos quedaron asociados a la religión, especialmente a festividades tales como la navidad. Las principales iglesias contaban con compositores y músicos que interpretaban las canciones en las misas o en las calles durante los períodos festivos.

La estructura de un villancico suele estar formada por las coplas y el estribillo, aunque el número de versos y la alternancia entre coplas y estribillo es muy variable.

En la actualidad, un villancico es una canción cuya letra está vinculada a la navidad y, por lo tanto, suele cantarse en el mes de diciembre.

Sus orígenes, su estructura o las características musicales que lo representaban ya no se tienen en cuenta. La mayoría de los cantantes populares, tanto los solistas como las bandas, suelen lanzar al menos un álbum con temática navideña a lo largo de su carrera, lo cual suele ser percibido como una medida desesperada de recuperar la popularidad.

Resulta interesante señalar que no todas las culturas dan el mismo espacio a los villancicos: existe una clara distinción entre quienes los cantan, dejando a un lado sus inhibiciones, y quienes se limitan a escucharlos.





En Estados Unidos, por ejemplo, la navidad goza de gran importancia, y sus villancicos son populares a nivel mundial, gracias a memorables interpretaciones por parte de los grandes nombres de la música.

La cultura norteamericana es en gran parte responsable de la popularidad y de la vigencia de los villancicos en los últimos tiempos: independientemente de las diferencias idiomáticas, canciones como “O Holy Night” y “O Come, All Ye Faithful” son entonadas por personas de todo el mundo en los meses próximos a la navidad.

Lo más curioso es que ninguno de dichos villancicos es de origen estadounidense; sin embargo, voces como las de Barbra Streisand, Frank Sinatra y, mucho más recientemente, Mariah Carey, hicieron de estos y más temas joyas indiscutidas de la música.

Algunos cantantes líricos, generalmente asociados a la música operística y de cámara, también se aventuran a grabar discos navideños, aunque en este contexto se suele hablar de música sagrada. Incluyendo los villancicos antes mencionados y piezas tales como las versiones más conocidas del “Ave María“, entre las que destacan la de Gounod y la de Schubert, acercan esta música a los sectores más diversos.






Orígenes

Las primeras composiciones que pueden denominarse con este nombre surgieron hacia la segunda mitad del siglo XV, durante el Renacimiento, como una evolución de formas musicales populares mucho más antiguas. Formas similares eran llamadas hasta el siglo XV cantigas o canciones.

Su nombre tiene probablemente su origen en que se trata de composiciones de naturaleza popular, cantadas por los villanos o habitantes de las villas, generalmente campesinos u otros habitantes del medio rural. Eran cantados en fiestas populares, originariamente sin temática específicamente religiosa, y los principales temas eran los acontecimientos recientes del pueblo o la región. El género se amplió posteriormente hasta incluir temas de diverso tipo.

En estas fechas en las que se respira un aire navideño por doquier resurge como cada año un tipo de música que recibe el nombre de “villancico”. Sin embargo, pocas son las personas que conocen el origen de estas melodías que, año tras año, llegan a nuestros oídos en tan entrañables fechas.

El villancico es una de las manifestaciones más antiguas de la lírica popular castellana que en sus orígenes consistía en una breve canción estrófica con estribillo que solía tener el esquema aBccaB. Su melodía principal se hallaba en la voz superior y normalmente estaba destinado a ser ejecutado por un solista al que le acompañaban dos o tres instrumentos.

Esta denominación apareció en el siglo XV refiriéndose a una canción en lengua vulgar que se apoyaba en las formas estróficas responsoriales como el virelai, el zéjel, la ballata o las cantigas paralelísticas. Las primeras fuentes documentales en las que aparece la palabra “villancico” son el Cancionero de Stúñiga (1458) y el  Chanssonier d’Herberay (1463), más posteriores son el Cancionero de la Colombina y el Cancionero musical de Palacio.




Juan del Encina a finales del siglo XV fue el autor más representativo de este género, en sus composiciones utilizaba el tiempo binario y para aquellas obras que tenían una temática popular el ternario. El villancico en esta época ya consistía en una forma musical y poética que alternaba coplas con estribillo.

Hacia el siglo XVI debido a que las autoridades eclesiásticas empiezan a considerar la conveniencia de introducir en la liturgia composiciones en castellano como una forma de acercar al pueblo a los misterios de la Fe católica, el villancico poco a poco va cambiando su temática sobre el amor cortés para ir centrándose en temas de tipo religioso.

De esta manera en los albores del siglo XVII se empieza a utilizar en los responsorios de maitines de las principales fiestas litúrgicas como la Navidad, Hábeas Christi, Asunción, santos locales, Epifanía, Trinidad, etc. Así los villancicos se convertirán además de en un obligado ejercicio para acceder al magisterio de capilla, en una de las principales obligaciones compositivas del maestro de capilla para las principales fiestas del calendario litúrgico.

Durante el siglo XVII la interpretación de villancicos se hace cada vez más frecuente a pesar de las prohibiciones por parte de las instituciones conservadoras. Prohibiciones que se basaban en que el uso de los villancicos se había convertido en una práctica cada vez más usual de cancioncitas con forma de diálogo que recreaban la sorpresa de los pastores ante el misterio del nacimiento de Jesús.

Temas como este se convertían en un excelente pretexto para realizar divertidas parodias en las que se hacía la burla correspondiente de personajes arquetípicos de diversas nacionalidades. El villancico del siglo XVII tiene una gran complejidad técnica y formal aumentándose el número de voces incluso hasta ocho distribuidas en dos coros dispuestos en diferentes lugares de la catedral y acompañados con instrumentos como el arpa, el violón y el órgano. Los villancicos de este siglo nos han llegado en manuscritos de borrador y en hojas sueltas para cada voz dejando de lado la escritura de facistol para este tipo de género.

El siglo XVIII está marcado por la gran influencia que ejerció Italia en cuanto a música se refiere y no sólo nos estamos refiriendo a la ópera o a la zarzuela sino también al villancico. Influencias italianizantes en el villancico fueron el estilo recitativo, las arias da capo y el estilo compositivo de la ópera seria italiana que provocaron un aumento en la plantilla de las orquestas de las capillas de música catedralicias, una mayor exigencia a la hora de interpretar dichas composiciones junto con una desmedida inversión musical de los centros catedralicios que no rentabilizaban sus resultados prácticos.





Los villancicos seguirán teniendo las características populares del siglo anterior que se irán fundiendo con las características musicales de este siglo, situación que provocó que los villancicos se utilizasen en contextos litúrgicos pero esta vez con fines didácticos.

Poco a poco se van introduciendo elementos teatrales en las iglesias buscando provocar en el pueblo afectos muy diferentes a la contemplación divina que se conseguía con el viejo estilo polifónico.

Compositores importantes de este periodo han sido el padre Antonio Soler, Antonio de Literes y José de Torres. Estas influencias italianizantes provocaron que el villancico fuera definitivamente proscrito de la liturgia a finales de este siglo XVIII, de tal manera que en el siglo XIX los villancicos habían desaparecido de la liturgia siendo sustituidos por los tradicionales responsorios gregorianos. Así todo el patrimonio de villancicos quedó en el mejor de los casos almacenado en los archivos catedralicios, gran parte del cual aún está por publicar.

Hoy en día al referirnos a  la palabra “villancico” hacemos referencia a la canción de navidad que tiene sus orígenes en distintas culturas populares de cualquier nacionalidad.

El villancico que estamos acostumbrados a oír en estas fechas tiene una estructura melódica y armónica sencilla y normalmente suele estar interpretado en las voces por coros de niños / as, suelen tener melodías facilonas y poco elaboradas armónicamente.

Actualmente el uso del villancico está ligado al fomento del consumismo típico de estas fechas, prueba de ello es que la publicidad utiliza la música de los villancicos a finales del mes de noviembre, con lo cual se amplía el periodo navideño de forma considerable con el objeto de fomentar aún más el consumo en estas fechas.