LA LECHE
La leche es fuente de calcio,
por lo tanto debe ingerirse diariamente desde
el nacimiento a través de la leche materna y a lo largo de la vida a través de la leche vacuna y derivados,
para formar y mantener la masa ósea y prevenir la aparición de Osteoporosis
Se entiende como leche al producto integral del ordeño total e
ininterrumpido, en condiciones de higiene que da la vaca lechera en buen
estado de salud y alimentación. Esto además, sin aditivos de ninguna
especie.
Agregado a esto, se considera
leche, a la que se obtiene fuera del período de parto. La leche de los 10 días anteriores y posteriores
al parto no es leche apta para consumo humano. Siempre el ordeñe debe
ser total, de lo contrario al quedar leche en la ubre, la composición química
de esta cambiará.
El porcentaje de grasa varía según las
estaciones del año, entre un 4.8% durante el invierno y un 2.8% en verano,
pero la industria láctea estandariza este tenor graso a través de la
homogenización, la que dispersa en forma pareja la grasa de la leche. Es decir,
si tiene mucha grasa se le quita y deriva para la elaboración de manteca ó
crema.
La leche puede consumirse sola, para cortar
infusiones, para licuados, batidos, elaboración de helados, postres,
flanes, budines, tortas, salsa bechamel (blanca), etc.
Los principales productos lácteos, o derivados de la
leche son la manteca, crema, yogurt y los quesos.
El hombre eligió tomar leche de
vaca porque encontró en ella un alimento
completo.
El hombre comenzó a tomar leche de vaca cuando abandonó su vida nómada y empezó a
cultivar la tierra para alimentarse y alimentar a sus animales.
La leche es un alimento adorado por muchos y odiado por
otros. Y alrededor de esta bebida hay infinidad de mitos.
Variedades de leche
Leche
fluida (entera):
Se entiende con éste
nombre a la leche a granel higienizada,
enfriada y mantenida a 5°C, sometida opcionalmente a terminación,
pasteurización y/o estandarización de materia grasa, transportada en
volúmenes de una industria láctea a otra para ser procesada y envasada bajo
normas de higiene.
La leche fluida entera puede
ser sometida a procedimientos de higienización por calor. Procesos de ultra alta
temperatura (UAT ó UHT), que consisten en llevar la leche homogenizada a
temperaturas de 130° a 150°C durante 2 a 4 segundos, permiten higienizarla de
forma apropiada y de manera que estas puedan llegar en forma segura al
consumidor.
Las leches pueden ser modificadas en su contenido graso.
Aporte nutricional de la
leche
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Calorías
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59 a 65 kcal
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Agua
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87% al 89%
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Carbohidratos
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4.8 a 5 gr.
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Proteínas
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3 a 3.1 gr.
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Grasas
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3 a 3.1 gr
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Minerales
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Sodio
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30 mg.
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Fósforo
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90 mg.
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Potasio
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142 mg.
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Cloro
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105 mg.
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Calcio
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125 mg.
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Magnesio
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8 mg.
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Hierro
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0.2 mg.
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Azufre
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30 mg.
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Cobre
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0.03 mg.
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En cuanto a las vitaminas, la leche
contiene tanto del tipo hidrosolubles como liposolubles, aunque en
cantidades que no representan un gran aporte. Dentro las vitaminas que más se
destacan están presentes la riboflavina y
la vitamina A.
La industria lechera ha tratado
de suplir estas carencias expendiendo leches enriquecidas por agregado de
nutrientes.
Por su alto contenido de agua, la leche es un alimento propenso a alteraciones y desarrollo microbiano, por eso siempre debe conservarse refrigerada y se debe respetar su fecha de vencimiento.
Leches
modificadas (descremadas - comerciales):
Se pueden producir leches descremadas con tenor graso máximo
de 0.3%, y semidescremadas cuando
sea mayor a 0.3% y menor al 3%. Estos valores deberán obligatoriamente
constar en los envases de forma visible y explícita.
La leche parcialmente
descremada, que promedia el 1.5% de grasa, aporta lo mismo que la de tipo entera,
excepto por esta diferencia de contenido graso y por ende de menor
cantidad de calorías.
Normalmente se recomienda que
toda persona mayor de 25 años consuma leche parcialmente descremada
independientemente de su peso, dado que sirve como medida preventiva a la
aparición de enfermedades cardiovasculares.
Leche
en polvo:
Las hay enteras,
semidescremadas y descremadas. A través de procesos técnicos el líquido se
deshidratada y reduce a polvo. Para este proceso, la leche es introducida a gran presión en cámaras calientes que la
deshidratan.
Así, se forma una nube de
pequeñas gotas de leche que se deshidratan instantáneamente y que se ha
denominado Sistema Spray. Las
propiedades de la leche en polvo son similares a la de su par fluido.
Leche
condensada:
Esta variedad del producto es utilizado generalmente para repostería
y no para la dieta diaria,
dado su alto contenido de grasa y bajo contenido de agua. La leche condensada se obtiene a partir de leche fluida a la
que se le adiciona sacarosa y glucosa.
Su concentración se logra al
vacío y con temperaturas no muy altas. De esta forma se logra la evaporación de
agua quedando como resultado un producto viscoso. Esta variedad del producto
tiene un mínimo de 7% de grasa y no más de 30% de agua.
Para patologías como la Gastritis, la leche, es beneficiosa
porque al tratarse de un alimento alcalino (pH 6.6), esta neutraliza la acidez
característica de esa enfermedad. Además conviene que esta sea descremada para
facilitar su digestión.
Para patologías
intestinales, no se recomienda leche dado que no es bien
tolerada debido a su contenido de lactosa (azúcar de la leche).
En los casos de estas
enfermedades, la leche no puede absorberse a nivel intestinal por falta de la
enzima Lactasa, y eso, provoca distensión abdominal, dolor, inflamación y
flatulencias. Para estos casos, se
recomienda yogur como fuente alternativa de calcio, dado que este es mejor
tolerado puesto que su lactosa se encuentra modificada.
Animales productores de leche
Actualmente, la leche que más
se utiliza en la producción de derivados lácteos es
la de vaca (debido a las propiedades
que posee, a la cantidad que se obtiene, agradable sabor, fácil digestión, así
como la gran cantidad de derivados obtenidos). Sin embargo, no es la única que
se explota.
También
están la leche de cabra, asna, yegua, camella, entre otras. El
consumo de determinados tipos de leche depende de la región y el tipo de
animales disponibles. La leche de cabra
es ideal para elaborar dulce de
leche (también llamado cajeta) y en las regiones
árticas se emplea la leche de ballena. La
leche de asna y de yegua son las que contienen menos materia grasa,
mientras que la de foca contiene más
de un 50 % de aquella.
La leche de origen humano no se produce ni se distribuye a escala
industrial. Sin embargo, puede obtenerse mediante donaciones. Existen bancos de
leche que se encargan de recogerla para proporcionársela a
niños prematuros o alérgicos que no pueden recibirla de otro
modo.
A nivel mundial, hay varias
especies de animales de las que se puede obtener leche: la oveja, la cabra, la yegua, la burra, la camella (y
otras camélidas, como la llama o la alpaca),
la yaka,
la búfala,
la hembra del reno y la alcesa.
La leche proveniente de la vaca (Bos taurus)
es la más importante para la dieta humana y la que tiene más aplicaciones
industriales.
La vaca europea e índica (Bos taurus) se comenzó a domesticar
hace 11.000 años con dos líneas maternas distintas, una para las vacas europeas
y otra para las índicas. El ancestro del actual Bos
taurus se denominaba Bos
primigenius. Se trataba de un bovino de
amplios cuernos que fue domesticado en Oriente Medio,
se expandió por parte de África,
y dio lugar a la famosa raza cebú de Asia central.
El cebú es valorado por su
aporte cárnico y por su leche. La variante europea del Bos primigenius tiene
los cuernos más cortos y está adaptada para la cría ganadera en establo. Es la
que ha acabado dando un mayor conjunto de razas lecheras tales como la Holstein, Guernsey, Jersey,
etc.
El búfalo: El denominado búfalo de agua (Bubalus
bubalis) fue domesticado en 3000 a. C. en Mesopotamia.
Este animal es muy sensible al calor y su nombre denota la costumbre que tiene
de meterse en el agua para protegerse de él. En general, es poco conocido en
Occidente.
Los árabes lo
trajeron a Oriente Medio durante la Edad Media (700 a. C.).
Su empleo en ciertas zonas de Europa data
de aquella época. Por ejemplo, en la elaboración de la famosa mozzarella de búfala italiana. Los productos elaborados con
leche de búfala empiezan a sustituir en algunas comunidades a los de leche de
vaca.
El yak:, llamado científicamente Bos grunniens,
es un bovino de
pelo largo que contribuye de forma fundamental en la alimentación de las
poblaciones del Tíbet y de Asia central.
Posee una leche rica en proteínas y en grasas (su concentración es superior a
su equivalente vacuno).
Los tibetanos elaboran con ella mantequillas y
diferentes productos lácteos fermentados. Uno de los más conocidos es
el té con mantequilla salado.
La oveja: se domesticó en el levante mediterráneo, principalmente a
partir de Ovis aries. A partir de evidencias
arqueológicas se han identificado cinco líneas mitocondriales producidas entre
el 9000 y 8000 a. C. La leche
de oveja es más rica en contenido graso que la leche de búfalo e incluso es más
rica en contenido proteínico. Es muy valorada en las culturas mediterráneas.
La cabra: comenzó a domesticarse principalmente en el valle de Éufrates y
los montes Zagros a partir de Capra hircus aproximadamente
al mismo tiempo que las vacas (10.500 años). Posee una leche con un sabor
y aroma fuertes.
La leche caprina es algo
distinta a la de la oveja, principalmente en lo que respecta al sabor, contiene una mayor cantidad de cloruros lo
que le da el sabor levemente salado. Además es más “gruesa” en contenido de
natas (caseinatos), y presenta mayores niveles de
calcio. Con la materia grasa de esta leche se elabora el queso de
cabra.
El camello es
un animal lejano a los bóvidos y los ovicápridos (cabras y ovejas). Fue
domesticado en el 2500 a. C. en Asia Central.
Su leche es muy apreciada en los climas áridos donde
algunas culturas la utilizan constantemente, por ejemplo, la gastronomía del noroeste de África.
La llama y
la alpaca: Son
animales comunes en la serranía andina en América del Sur. Su producción láctea se dirige
principalmente al consumo local y no tiene mayor proyección industrial.
Cérvidos: En
diversas poblaciones cercanas al Ártico es
frecuente el consumo de la leche de cérvidos,
como el reno (Rangifer tarandus) y la alcesa (Alces alces).
Esta última se comercializa en Rusia y en Suecia.
Algunos estudios sugieren que puede proteger a los niños contra las enfermedades gastrointestinales.
Équidos: La
producción de leche de yegua es muy importante para muchas poblaciones de las estepas de Asia central,
en especial para la producción de un derivado fermentado llamado kumis, ya que consumida
cruda tiene un poderoso efecto laxante.
Esta leche tiene un contenido
más elevado en glúcidos que la de cabra o vaca y por ello es más apta para fermentados alcohólicos.
Se calcula que en Rusia existen
unas 230.000 caballos dedicados a la producción de Kumis. La leche de asna es
una de las más semejantes a la humana en cuanto a composición. Se han
realizado estudios con éxito para suministrarla como alimento a niños alérgicos
a la leche de vaca.
También existen granjas en Bélgica que
producen leche de asna para usos cosméticos. Una de las personas de las
llamadas “extremas longevas”, la ecuatoriana María Ester Capovilla, quien falleció a la edad
de casi 117 años, alegó que el secreto de su longevidad era el consumo diario
de este tipo de leche.
La leche de cebra se ha convertido en un artículo
demandado por millonarios excéntricos.
Las mentiras sobre la
leche
Según la FAO, la leche y los productos lácteos pueden ser importantes en la
diversificación de la dieta.
Son ricos en nutrientes y
proporcionan proteínas de alta calidad y micronutrientes en una forma de fácil
absorción que puede beneficiar tanto a las personas vulnerables
nutricionalmente y personas saludables cuando se consumen en cantidades
adecuadas.
El continuo debate sobre las
propiedades de la leche enfrenta a
aquellos que creen que este alimento es parte fundamental de una alimentación
equilibrada y a aquellos que relacionan este producto con más de 300
enfermedades, entre ellas, diversos tipos de cáncer y enfermedades
intestinales o estomacales. Y lo cierto es que ni a unos ni a otros les
convencen los argumentos esgrimidos por la parte contraria.
Estudios científicos, tanto de
centros como Harvard como del Ministerio de Agricultura Español, respaldan,
puntualmente, los dos bandos. Sin conclusión clara al respecto, esta situación
de incertidumbre hace que muchas veces nos cuestionemos si la leche es buena o
mala, si debemos consumirla de forma frecuente o no.
En España, ya sea por el miedo
infundado o por la creencia firme de evitar la leche, el consumo de este
alimento ha descendido un 15 % en los últimos años; y la ingesta
media es de un vaso de leche al día, muy lejos de quienes, como el Ministerio
de Agricultura, defienden este alimento y recomiendan de dos a tres vasos cada
jornada.
Estos señalan que la leche es
fuente de calcio, debe tomarse diariamente desde el nacimiento (leche materna)
y a lo largo de la vida, para mantener la masa ósea y prevenir la aparición de
osteoporosis.
Entre los más contrarios a este producto está
el Centro de
Salud Pública de la Universidad de Harvard, que asegura que el
calcio es necesario para el bienestar de los seres humanos pero a ciertas
edades, la leche no.
Así, el instituto de
investigación de EE UU concluye que el calcio es imprescindible durante la
infancia para la formación de los huesos, pero que "no está claro que
tomar leche diariamente sea la mejor fuente de este componente para la mayoría
de personas".
En su informe, estos expertos
aseguran: "Mientras que tomar calcio cada día puede reducir el riesgo de
osteoporosis y cáncer de colon, el alto consumo puede incrementar el riesgo de
padecer cáncer de próstata y de ovario. Además, consumir productos lácteos
diariamente aumenta los niveles de grasas saturadas en nuestro organismo, así
como de vitamina A, cuyos altos niveles, paradójicamente, pueden hacer que
nuestros huesos se debiliten". Y proponen como buenos sustitutos de la
leche: las berzas, el brócoli, la coliflor, la leche de soja, el tofu, las
judías horneadas, y suplementos que contengan calcio y vitamina D ("Una
mejor opción que tomar calcio por sí solo", añaden).
Con esta conclusión, han
sustituido este alimento de su guía saludable Healthy Eating Plate (Ración
de Plato Saludable, en su traducción en inglés) por agua.
Tras estos resultados, el
mensaje de Harvard al Departamento
de Agricultura de EE UU (USDA, por sus siglas en inglés) fue
tajante: “Hay que hacer una nutrición sana y libre de presión y grupos de
industria, como puede ser la láctea en este caso”. Mientras que la guía Harvard
recomienda beber agua, el USDA, todavía, "aconseja ingerir lácteos en cada
comida, incluso aunque no haya pruebas de que prevenga la osteoporosis".
Se ha desatado una cruzada
contra un alimento que sigue siendo esencial en nuestra dieta.
Somos el quinto país de Europa que más leche consume y
en ella nos gastamos un 12% de lo que destinamos a llenar el carro.
Para acabar con el mito, los
expertos de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) han elaborado un
listado con las que en su opinión son las cuatro grandes mentiras que circulan sobre la leche.
1. Ningún otro animal la toma
Es el argumento estrella en
contra de este lácteo: si una vez finalizado el periodo de lactancia, ningún
mamífero sigue consumiendo leche, tampoco tendrían porque hacerlo las personas.
"Somos un mamífero único en muchos aspectos, rebaten los expertos de
la OCU. Además "somos el único mamífero que puede conseguir leche de otros
mamíferos", añaden. Si somos los únicos mamíferos que pueden seguir
consumiendo leche es porque somos los únicos que pueden hacerlo.
2.
Los adultos tienen dificultades para digerirla
Es cierto que en
determinadas zonas del mundo, como en África o en Asia, la leche fue prácticamente eliminada de la dieta y eso
llevó a alteraciones genéticas que han llevado a que un porcentaje muy grande
de la población sea intolerante a la lactosa.
Sin embargo, esto no es así en
Europa. "Digerir mejor o peor la leche depende de si eres o no
intolerante a la lactosa", consideran desde la organización. En su
opinión, la propia industria láctea ha contribuido a la confusión, con todas
las marcas comercializando una versión sin lactosa que se anuncia como 'fácil
de digerir'. "Como siempre, hay que ir a la letra pequeña para leer 'apto
para intolerantes a la lactosa'", denuncian.
3.
Provoca alergias
Hay que distinguir entre una
intolerancia y una alergia. La intolerancia al azúcar de la leche
(lactosa) suele aparecer en edad adulta. Los intolerantes pueden optar por
tomar otros lácteos, sobre todo yogures, ya que contienen menos lactosa y sus
fermentos producen enzimas que ayudan a la digestión. En los países
mediterráneos, el porcentaje de intolerantes oscila entre el 15% y el 20%
de la población.
La alergia a la proteína de la
leche aparece en edades muy tempranas, afecta a menos del 3% de los bebés y en
el 80% de los casos desaparece por sí sola cuando el niño crece. Si no lo hace,
el único tratamiento es eliminar la leche de la dieta. "Ni la
intolerancia ni la alergia son fenómenos mayoritarios", juzgan desde la
OCU.
4.
Es mala para el colesterol
Cuando una persona tiene el
colesterol alto se le recomienda reducir el consumo de grasas saturadas de
origen animal, pero la leche cuenta con ácidos grasos saturados que no
inciden en el riesgo cardiovascular. "Ninguna evidencia científica indica
que una persona con el colesterol alto deba dejar de tomar leche entera",
consideran los expertos de la OCU.
"Para empezar, hasta el
95% del colesterol sanguíneo no viene de los alimentos sino del propio
organismo (componente genético)", recuerdan. Además, la leche también
cuenta con grasas beneficiosas, como el ácido oléico o el linoleico conjugado,
que ayudan a reducir el colesterol, y determinados péptidos que reducen la
tensión arterial.
En
realidad previene la obesidad
La leche no solo no es
perjudicial para la salud sino que es muy positiva para nuestro organismo. De
acuerdo con el documento 'Importancia nutricional y metabólica de la
leche', elaborado por especialistas en nutrición, el consumo de leche de vaca
es "factor básico" en la prevención de sobrepeso y la obesidad, tanto por su
"efecto directo en los hábitos dietéticos como por el efecto de sus
componentes, principalmente el calcio, en el metabolismo de los lípidos y
formación de adipocitos".
"Los cambios dietéticos en
pacientes con sobrepeso, obesidad y enfermedad cardiovascular incrementando
frutas, vegetales y productos lácteos desnatados han demostrado ser eficaces en
adelgazamiento, tanto en la fase de pérdida de peso como en la de
mantenimiento, entre otros factores, porque estos componentes de la dieta
contribuyen a una reducción total de la ingesta calórica", manifiestan.
Se relaciona una mayor ingesta
de calcio a una mayor pérdida de peso corporal, de tejido adiposo y de
disminución de grasa en la región abdominal. De hecho, el papel beneficioso de la leche en el control del peso se ha
relacionado con su contenido en calcio, tipo de proteína y presencia
sustancial de determinados aminoácidos o ácidos grasos. El estudio señala que
el consumo de proteínas lácteas también puede contribuir al "equilibrio
energético" participando en el control del apetito.
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