sábado, 25 de julio de 2015

Bonito y barato




Me enloquece ir de compras hasta el infinito y más allá. Es como si me pusiera el catalejo de las sorpresas y conquistara nuevos mundos.

Da lo mismo el qué. Cualquier tienda con alma me atrae. Mi cerebro empieza a trabajar a ritmo de vértigo. Comienza a procesar qué combina con cuál, qué cuál con cualquiera y el proceso empieza de cero.


Por el camino hay diamantes que me subyugan y como hipnotizadores de lujo me abducen para venir conmigo, aunque el coste sea mínimo. En ese momento son únicos y al cabo de los años siguen en mi territorio y memoria.

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