Lo que debemos conocer
sobre el colesterol bueno y malo
No
todo lo que brilla es oro, dice el refrán. Ni todo colesterol es malo, se podría
agregar. De hecho, no hay colesteroles distintos, ni buenos ni malos, se trata
de la misma molécula que es esencial para la vida. Lo
que lo diferencia son el tipo de lipoproteínas en que es transportado en el
organismo: el que es transportado por las partículas de lipoproteínas de baja
densidad LDL en la circulación, se asocia con mayor riesgo de ateroesclerosis,
y se suele denominar colesterol «malo».
Al
contrario, el colesterol transportado por las partículas de lipoproteínas de
alta densidad HDL en la circulación se asocia con menor riesgo de
ateroesclerosis, y se suele denominar colesterol «bueno».
Dicen que esconde el secreto de la longevidad, por lo tanto, quienes tienen la suerte de poseerlo en elevadas cantidades, cuentan con una poderosa arma para vivir más y mejores años. Se trata del colesterol bueno, que es el encargado de evitar que el colesterol malo se adhiera a las arterias y las obstruya. Por lo tanto, el tener este preciado elemento reduce los riesgos de sufrir accidentes cardiovasculares.
Dicen que esconde el secreto de la longevidad, por lo tanto, quienes tienen la suerte de poseerlo en elevadas cantidades, cuentan con una poderosa arma para vivir más y mejores años. Se trata del colesterol bueno, que es el encargado de evitar que el colesterol malo se adhiera a las arterias y las obstruya. Por lo tanto, el tener este preciado elemento reduce los riesgos de sufrir accidentes cardiovasculares.
Cuando
se habla de un colesterol malo y uno bueno, en realidad no se está aludiendo a
colesteroles distintos, sino a una misma molécula que es esencial para la vida.
La diferencia está en el tipo de lipoproteínas que los
transporta a través de la circulación. El que es transportado por las
partículas de lipoproteínas de baja densidad (LDL) es dañino para el organismo,
y se suele denominar colesterol malo. Por el contrario, el colesterol
transportado por las partículas de lipoproteínas de alta densidad (HDL)
disminuye el riesgo de enfermedades, y se le llama colesterol bueno.
Este
último se produce en el hígado, circula en el plasma y es el encargado de
captar el colesterol malo desde las células de los tejidos periféricos,
fundamentalmente el de las arterias, y transportarlo hasta el hígado, donde es
metabolizado y eliminado como sales biliares y colesterol libre.
Además
de reducir el LDL, el colesterol bueno es en sí mismo un elemento importante al
momento de considerar los riesgos de sufrir un accidente cardiovascular, ya que
una persona con un nivel bajo, es decir, menos de 40 mgr%, tiene más
probabilidades de ser víctima de este tipo de enfermedades.
Según
los expertos el colesterol bueno está marcado genéticamente: “Hay personas con
un HDL alto y otras que lo tienen bajo, porque heredaron esta predisposición de
sus padres”. Sin embargo, para estas últimas, la batalla no está perdida,
porque esta tendencia se puede modificar con ciertas medidas que permiten aumentar
los niveles de HDL.
El
colesterol "bueno" es el HDL, sigla en inglés de "lipoproteína
de alta densidad". La presencia en la sangre de esta proteína ayuda a evitar
que los vasos sanguíneos se taponen e impidan la circulación.
En
los carnívoros —como los leones, los osos y hasta los perros—, el colesterol
bueno alcanza un nivel muy elevado, protegiéndolos de las enfermedades de las
arterias coronarias y de los derrames cerebrales que suelen afectar a quienes
comen mucha carne. Pero los seres humanos somos omnívoros y nuestra anatomía se
asemeja más a herbívoros como las vacas y los ciervos, especies vegetarianas.
Mientras
que lo que más preocupa a médicos y a pacientes es el nivel de colesterol total
o el LDL (el denominado "colesterol malo"), esto es, los
triglicéridos que están en nuestra sangre, un nivel bajo del colesterol bueno
es la anomalía de lipoproteínas más común entre los cardíacos.
"Más
aún los niveles bajos del colesterol bueno permiten predecir el riesgo de
sufrir un ataque cardíaco".La lipoproteína de alta densidad se encarga de
transferir el colesterol de distintas partes del cuerpo hasta el hígado, en
donde es eliminado. La lipoproteína de baja densidad es la fuente del
colesterol que hace que las paredes de las arterias se vuelvan más estrechas.
La
mayoría de la gente que sufre ataques cardíacos tiene lecturas de HDL por
debajo de los 40 miligramos por decilitro de suero sanguíneo. En la última
versión de las guías de tratamiento del Programa Nacional de Educación sobre el
Colesterol, las lecturas por debajo de 40 son consideradas un factor de riesgo.
Los
vegetarianos tienden a tener niveles bajos de colesterol bueno, pero para
cualquier persona que consume carne, cuanto más alto sea el colesterol bueno,
mejor. Según los expertos, el HDL "debe ser lo más elevado posible".
En los hombres, lo ideal es que esté por encima de los 45 miligramos y, en las
mujeres, arriba de los 55 miligramos. La relación promedio entre colesterol
total y el colesterol bueno es de 4,5 a 1 en Estados Unidos, mientras que entre
aquellas personas que sufren enfermedades cardíacas declaradas es de 5,5 a 1,
En busca del colesterol bueno
Existe
una serie de factores que permiten aumentar los niveles de HDL, como hacer
ejercicio, mantener un peso adecuado, suprimir el tabaco y mantener una
alimentación equilibrada.
TIPOS DE LIPOPROTEÍNAS:
LDL: Lipoproteínas de baja densidad. Transportan el colesterol malo y se obtienen mediante
el consumo de grasa animal, como huevos, derivados de la leche y carnes rojas.
Éstas son agresoras, porque se depositan directamente en las arterias, lo que
aumenta el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular.
VLDL: Lipoproteínas de muy baja densidad, que transportan
triglicéridos. Éstos provienen del azúcar refinada y el alcohol. Cuando están
muy altas hacen que el LDL sea. aún más malo, más denso, pequeño y con mayor
predisposición a depositarse en las arterias. Por lo tanto, en las personas con
triglicéridos altos no es conveniente el consumo de alcohol
HDL: Lipoproteínas de alta densidad. Transportan el colesterol bueno y son protectoras,
porque están encargadas de evitar que las lipoproteínas agresoras se peguen a
las células y provoquen daños en nuestro cuerpo.
De acuerdo con varios estudios, hay alimentos ricos en grasas poliinsaturadas, que tienden a bajar tanto el colesterol bueno como el malo, como el maíz y los aceites de girasol y de soja.
De acuerdo con varios estudios, hay alimentos ricos en grasas poliinsaturadas, que tienden a bajar tanto el colesterol bueno como el malo, como el maíz y los aceites de girasol y de soja.
También
existen grasas monoinsaturadas que pueden hacer crecer los niveles de
colesterol bueno sin que aumente el colesterol malo, como el aceite de oliva y
las nueces.
La
idea es que al consumir más de este tipo de alimentos no aumenten las calorías
que se consumen diariamente, por lo tanto, es fundamental suprimir de la dieta
otros comestibles, como los azúcares y el arroz blanco (carbohidratos
refinados). Un buen ejemplo de dieta es la mediterránea que incluye muchas
frutas y verduras, legumbres, nueces y pescados, pero poca carne y derivados lácteos
con mucha grasa. Se calcula que por cada tres kilos de pérdida de peso el HDL aumenta
1 mgr%.
También
es recomendable tomar dos copas de vino diarias
(250 cc), cantidad que puede aumentar en un 5 a 10% el HDL y que además,
disminuye la tendencia a formar coágulos al interior de los vasos sanguíneos.
Realizar ejercicio de forma regular, priorizando la duración a la intensidad, también es
una buena forma de aumentar los niveles de colesterol bueno. Se estima que éste
sube 1mgr% por cada 25 kilómetros recorridos por semana.
También
existen fármacos que disminuyen el HDL y otros que lo aumentan como la vitamina
B niacina, las estatinas, los fibratos, y los estrógenos.
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