Ácidos
grasos omega 3
Los ácidos grasos omega 3 se encuentran principalmente en el pescado azul. Su consumo entre dos y
tres veces a la semana nos asegura protección frente a las enfermedades
cardiovasculares.
Los omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados que pertenecen al grupo
de grasas saludables. Son las llamadas grasas insaturadas. Los ácidos
grasos monoinsaturados también pertenecen a este grupo, cuyo principal
representante es el ácido oleico o dicho de otra forma el aceite de oliva virgen.
Los ácidos grasos omega 3 se
encuentran en pequeñas cantidades en algunos aceites vegetales, pero su fuente principal son los animales
marinos (pescado azul y marisco) y
en menor medida, en las nueces, entre
otros alimentos.
Los principales ácidos grasos
omega 3 son el ácido linoleico, el eicosapentaenoico (EPA) y el
docosahexaenoico (DHA).
Fueron descubiertos en 1982 por el investigador Ralph Holman, como consecuencia de un estudio sobre la dieta de los esquimales, al relacionar
y comprobar que la baja incidencia de infartos y enfermedades cardiovasculares
entre los esquimales estaba estrechamente relacionada con su dieta, muy rica en
grasa animal marina que contiene una
gran cantidad de omega 3.
Cada vez es más frecuente
encontrar en los comercios alimentos enriquecidos con omega 3 (leche,
quesos, huevos, galletas, zumos...).
Se trata de alimentos funcionales que añaden a
la dieta habitual un aporte extra de aquellos nutrientes esenciales que no
siempre ingerimos en la cantidad necesaria, en este caso omega 3.
Pero cualquier persona que
consuma habitualmente pescado azul y/o marisco, puede prescindir de consumir estos productos. Sin embargo, de una
forma u otra, es necesario que nuestra dieta incluya ácidos grasos omega 3, al no poder ser sintetizados por el
organismo humano.
Los
alimentos ricos en omega 3
Los alimentos más ricos en este
tipo de grasa son el pescado y el
marisco. Y sobre todo el pescado azul. Por esto merece la pena
incluirlo en la dieta, al menos dos veces a la semana.
Entre los pescados azules más aconsejables encontramos la anchoa, el salmón, la
sardina, los arenques, el atún, la caballa, el chicharro, la palometa, la
trucha, el cangrejo, la gamba, el mejillón, las ostras ...
Respecto de los vegetales hay que decir que contienen
pequeñas cantidades de ácido linoleico. Solo los frutos secos y sobre todo las nueces son una fuente significativa de
omega 3.
También se encuentran en alimentos vegetales como los
cañamones, las semillas de lino y de soja, y el sacha inchi (una variedad de
cacahuete típico de Perú).
No
es necesario tomar suplementos cuando se consume al menos dos veces a la semana
pescado azul y habitualmente y a lo largo de toda la semana
frutas, verduras y aceite de oliva.
Si no nos gusta el pescado, hay
que contemplar el tomar alimentos enriquecidos, para que nuestro organismo
pueda benficiarse de sus efectos.
Enfermedades
cardiovasculares y triglicéridos
Los efectos de los ácidos
grasos omega 3 sobre las diferentes proteínas en el organismo humano no están
todavía completamente definidos. El efecto más llamativo y claramente
demostrado, es la disminución de los
niveles de trigliceridos y VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad) en
todo tipo de sujetos.
Además de la modificación del
perfil lipídico, el consumo de ácidos grasos omega 3 tiene efectos vasodilatadores que protegen de la trombosis, y por tanto
de las enfermedades cardiovasculares. Se ha comprobado también que este tipo de
grasas contribuye a regular la presión arterial aumentando la elasticidad de las arterias.
Estos ácidos grasos también
pueden reducir los riesgos y síntomas de otros trastornos, incluyendo diabetes, accidente cerebrovascular, algunos cánceres, artritis reumatoidea,
asma, enfermedad intestinal inflamatoria, colitis ulcerativa y deterioro mental.
Un grupo de investigadores ha seguido durante cinco años a 4.000 personas con una media de 72 años de edad a los que les
han dado, o bien placebo, o bien un suplemento de omega-3. El resultado es que
estas pastillas no mostraron efectos significativos en la función cognitiva de quienes los
tomaron respecto a quienes no lo hicieron.
Aunque existen estudios que
indican que las dietas altas en omega-3 tienen un efecto protector en la función cognitiva, se ha visto que algunos
pacientes con Alzheimer presentan unos niveles bajos en uno de los componentes
del omega-3, -el ácido docosahexaenoico (DHA), una parte esencial de las
neuronas-, lo cierto es que este efecto protector que sí se ve en la
alimentación no se observa cuando el omega-3 se obtiene a través de
suplementos.
Con una dieta equilibrada, que contemple un consumo adecuado de pescado
azul, frutas y verduras, se puede conseguir la cantidad necesaria de omega 3
(dos o tres gramos semanales). Los expertos recomiendan consumir al menos dos o tres raciones de pescado azul
(unos 400 gramos) a la semana.
No es perjudicial consumir
alimentos enriquecidos con omega 3, pero hay que tener en cuenta que no son un
sustituto del pescado azul que, además de contener mayor cantidad de omega 3,
tiene otras ventajas nutricionales importantes.
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