La incontinencia urinaria
¿Qué es?
La incontinencia urinaria
consiste en la pérdida involuntaria de orina. El afectado tiene una necesidad
imperiosa y repentina de orinar pero es incapaz de retener la orina. Los
escapes pueden producirse al estornudar, reír, realizar algún esfuerzo o
ejercicio físico. Supone un problema higiénico, social y psíquico, ya que
influye en la actividad cotidiana del enfermo y reduce su calidad de vida. La
incontinencia no es una enfermedad en sí misma, sino la consecuencia de una
alteración en la fase de llenado vesical que se presenta en numerosas enfermedades.
Causas
Puede manifestarse a cualquier
edad y en ambos sexos. Sin embargo, es más frecuente en las mujeres que en los
hombres. La incontinencia se produce cuando la presión dentro de la vejiga es
superior a la presión en la uretra. Este trastorno puede deberse a una
hiperactividad del detrusor que, en algunos casos, es motivada por un problema
neurológico; por una alteración del esfínter externo y de los músculos del
suelo pélvico; por el fallo del esfínter interno por relajación inapropiada o
lesión orgánica, o por un daño neuronal.
Tipos
Incontinencia urinaria de
esfuerzo: la pérdida de orina se produce al realizar cualquier movimiento o
actividad física. La risa, el estornudo, el deporte, la carga de objetos pesado
o el mero hecho de ponerse en pie o agacharse puede provocar escapes de orina
que van desde unas gotas hasta un chorro. Afecta a más de un millón de mujeres.
El origen de esta incontinencia se encuentra en la uretra, que en la mujer es
corta y está en la vejiga y en los genitales externos. El esfuerzo físico,
aunque sea leve, provoca un aumento de la presión en el abdomen y en la vejiga,
pero no es transmitida a la uretra, lo que desencadena la incontinencia. El
embarazo y la edad provocan una pérdida de elasticidad y de tensión en el suelo
pélvico, por lo que la vejiga y la uretra caen y sus mecanismos de continencia
sólo son efectivos en reposo. Este tipo de incontinencia no está asociada a la
necesidad de orinar.
Incontinencia urinaria de
urgencia: consiste en la pérdida
involuntaria de orina asociada a una necesidad imperiosa y repentina de orinar.
Por lo tanto, existe una consciencia previa. El origen de esta incontinencia se
encuentra en el detrusor. Se pueden distinguir dos tipos de incontinencia
urinaria de esfuerzo:
- Sensitiva: es provocada por un aumento de los
impulsos sensitivos desde los receptores de tensión/presión que se
encuentran en las paredes de la vejiga. Aparece una sensación temprana de
plenitud y urgencia por orinar. Puede estar asociada a enfermedades.
- Motora: la pérdida de orina es motivada por una
hiperactividad del detrusor, es decir, un fallo en la inhibición motora
del reflejo de la micción. Está causada, principalmente, por mecanismos
psíquicos, esfuerzos u obstrucción.
Incontinencia urinaria mixta: la pérdida de orina se produce por un hiperactividad del músculo detrusor
y un trastorno en los mecanismos esfinterianos. En este caso, la incompetencia
del cuello vesical permite la entrada de orina en la uretra proximal. Como
consecuencia, el detrusor entiende que se ha iniciado la micción y libera el
reflejo que produce su contracción.
Incontinencia urinaria por
rebosamiento: la pérdida de orina se produce
porque la vejiga se encuentra distendida por obstrucción e imposibilidad de
vaciado. Se distinguen dos causas de incontinencia urinaria por rebosamiento:
- Orgánica: En este caso la vejiga se encuentra
distendida por una obstrucción que impide el paso de la orina y es incapaz
de vaciarse. Cuando la vejiga ya no puede distenderse más se produce el
rebosamiento. Los tumores prostáticos y la hipertrofia benigna de próstata
son las principales enfermedades que originan este tipo de incontinencia.
- Neurológica: Un daño neurológico del núcleo
parasimpático medular o del nervio pélvico provoca que el detrusor no
tenga fuerza. Generalmente es motiva por lesiones medulares, esclerosis
múltiple o intervenciones quirúrgicas que afectan al nervio pélvico.
Incontinencia urinaria de causa
psicógena: Está asociada a estímulos
externos que afectan a los sentidos (frío o agua); a emociones fuertes y
repentinas (miedo, angustia o placer); o a fobias y manías.
Incontinencia urinaria de causa
neurológica: Engloba las alteraciones de la
dinámica miccional que se originan en el sistema nervioso. En su desarrollo
influyen los accidentes cerebrovasculares, la esclerosis múltiple, la
enfermedad de Parkinson y las lesiones medulares.
Diagnóstico
En primer lugar debe confirmarse
que se trata de una pérdida de orina totalmente involuntaria y objetivamente
demostrable. Para establecer un diagnóstico correcto hay que establecer los
factores externos y los trastornos de las vías urinarias que originan la
incontinencia. Será necesaria una exploración física minuciosa que incluya un
examen de la sensibilidad perianal, y estudios analíticos, radiológicos y
urodinámicos.
Deben tenerse en cuenta los
antecedentes personales y las enfermedades concomitantes, como las patologías
neurológicas, enfermedades sistémicas con repercusión sobre el sistema nervioso
central, y las intervenciones previas que hayan afectado al tracto urinario
(uretrotomías, resección transuretral de próstata, etc.), al abdomen y pelvis
(resección abdominoperineal de colon o histerectomías), y a la columna
vertebral (descompresiones o laminectomías). Asimismo, hay que controlar la
medicación que toma el enfermo, ya que algunas sustancias pueden desencadenar o
agravar la incontinencia. Junto a los análisis de sangre se pueden realizar
otras pruebas complementarias:
- Radiografía simple de abdomen: permite
diagnosticar la litiasis vesicular que causa la incontinencia urinaria de
urgencia, sobre todo en pacientes con hipertrofia benigna de próstata.
- Urografía intravenosa: sirve para valorar la
morfología y el correcto funcionamiento de las vías urinarias altas.
- Ecografía vesicoprostática: diagnostica la
litiasis y los tumores vesicales, medir la próstata y determina su
obstrucción.
- Estudios urodinámicos: evalúan la actividad
funcional del tracto urinario inferior en la fase de llenado y vaciado
vesical.
Tratamientos
Medidas higiénico dietéticas: los
afectados deben controlar los líquidos que toman para evitar la formación
excesiva de orina. Existen alimentos que son diuréticos, como algunas frutas y
verduras. También es importante la forma en la que se toman: las sopas, los
guisos y los alimentos hervidos aportan más líquidos que los asados y fritos.
Entre los líquidos que favorecen la formación de orina se encuentran el agua,
la leche, el alcohol y las infusiones. Se debe distribuir mejor el horario de
la toma de bebidas, bebiendo más durante la mañana y disminuyendo
paulatinamente las bebidas conforme avanza el día. En el caso de los niños con
enuresis, es aconsejable adelantar la hora de la cena.
- Tratamiento farmacológico: el objetivo del
tratamiento farmacológico es conseguir que la vejiga sea capaz de
distenderse sin contraerse durante el llenado y que la uretra se mantenga
cerrada durante el llenado. Los fármacos más utilizados son los anticolinérgicos,
sustancias que, al disminuir la capacidad contráctil del detrusor,
aumentan la tolerancia del llenado vesical y la continencia. Son útiles en
las contracciones involuntarias del detrusor no neurológicas, la
incontinencia mixta y la hiperreflexia del detrusor. Su eficacia está
demostrada en cuanto al alivio de los síntomas, pero sus efectos
secundarios, fundamentalmente la sequedad de boca, la taquicardia y la
excitación, son muy severos en algunos pacientes, que en ocasiones deben
abandonar el tratamiento. Están contraindicados en los enfermos con
glaucoma y arritmias cardiacas. Entre los anticolinérgicos más comunes se
encuentran la oxibutinina, el flavoxato, la propantelina, la metantelina y
el cloruro de trospio.
- Cirugía: existen diferentes soluciones quirúrgicas
según el tipo de incontinencia, las características de la vejiga y la
uretra.
- Autocateterismo intermitente: consiste en la
introducción, a través de la uretra, de un catéter en la vejiga. Se
utiliza principalmente en la incontinencia causada por daño neuronal o de
los nervios que controlan la micción. Con el catéter se consigue el vaciado
completo y se evitan los escapes de orina.
- Entrenamiento de la vejiga: los pacientes
recuperan el control de la vejiga aprendiendo a resistir el impulso de
salida de la misma y contribuyendo de esta manera a aumentar la capacidad
de la vejiga. Esto se consigue mediante ejercicios que desarrollan la musculatura
del suelo pélvico.
- Tratamiento paliativo: dentro de este tratamiento
se encuentran los pañales absorbentes, los colectores o las bolsas de
orina. Estimulación eléctrica intravaginal Su objetivo es conseguir la
contracción del piso pélvico mediante la estimulación del nervio pudendo
con un electrodo intravaginal.
- Estimulación eléctrica intravaginal: estimulación
eléctrica intravaginal Su objetivo es conseguir la contracción del piso
pélvico mediante la estimulación del nervio pudendo con un electrodo
intravaginal.
Personas que la padecen:
- Niños (enuresis).
- Mujeres en edad laboral.
- Varones con problemas prostáticos.
- Tercera edad.
- Pacientes neurológicos: enfermos de Parkinson,
esclerosis múltiple y lesión medular. Los efectos psicosociales de la
incontinencia suelen llevar implícitos numerosos trastornos emocionales
entre los que se encuentran la pérdida de autoestima y la discontinuidad
en las actividades laborales, sexuales y sociales. Muchos afectados se
niegan a alejarse de su entorno familiar por temor a enfrentarse a
situaciones embarazosas, limitando sus tareas habituales y su
independencia.
Entre los problemas
psicosociales más frecuentes se encuentran los siguientes:
- Sentimientos de humillación personal.
- Vergüenza ante sí mismo y ante los demás.
- Reacciones emocionales de inseguridad.
- Inhibición afectiva.
- Ansiedad.
- Depresión y tristeza.
- Inhibición de la sexualidad.
- Incapacidad para enfrentar los problemas.
- Aislamiento social.
También es importante hacer
referencia a la Enuresis. Aunque este término se refiere a la pérdida
involuntaria de orina en general, en la actualidad se utiliza para definir la
incontinencia nocturna durante el sueño. Se manifiesta especialmente en niños,
siendo más frecuente en el sexo femenino. En su aparición influyen los
siguientes factores: hereditarios, ansiedad, alteraciones psicológicas,
inmadurez cerebral, profundidad del sueño, patología funcional y orgánica. En
definitiva, existen muchas teorías sobre el origen de esta incontinencia
urinaria, aunque ninguna es del todo concluyente. Para tratar este trastorno
hay que realizar un análisis de los rasgos sociales y biológicos del niño, así
como de la actitud y la disposición de los padres. Casi todos los casos de
enuresis se resuelven con el tiempo y los afectados no sufren ninguna
alteración de la personalidad. Su capacidad intelectual es igual que la de los
demás niños.
La incontinencia en ancianos es otro de los trastornos más comunes e incapacitantes en los ancianos.
Afecta a más del 15 por ciento de los mayores de 65 años no institucionalizados
y al 35 por ciento en los hospitales. Cuanto mayor sea la incapacidad física o
psíquica, más aumenta este trastorno. En estos casos al fallo en el control de
la micción se unen muchas causas de incontinencia: los cambios fisiológicos, y
el deterioro neurológico y del sistema nervioso central. Esta población se ve
especialmente afectada por la incontinencia urinaria, llevándoles a
limitaciones importantes e incluso al aislamiento social y familiar. Para
combatir este problema se pueden administrar fármacos, aplicar cirugía o medios
paliativos que les permitan continuar con sus actividades cotidianas y mejorar
su calidad de vida.
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