martes, 1 de septiembre de 2015

El agua



El agua es un elemento esencial para la vida y por eso es importante saber cómo funciona en nuestro organismo, qué mitos y verdades rodean al consumo de agua y qué hábitos es necesario adquirir para mantener nuestro organismo hidratado y saludable.

Nuestro cuerpo está compuesto aproximadamente en un 65% de agua, aunque este porcentaje varía con la edad. Una frase que escuchamos hasta la saciedad es “hay que beber mucha agua”, pero lo cierto es que las necesidades diarias de agua varían mucho dependiendo de las características personales de cada cual y de su estilo de vida, pues un exceso de agua también puede forzar excesivamente los riñones, favorecer desarreglos y descompensar el organismo.



Funciones del agua en el cuerpo humano



El 65% de nuestro cuerpo son soluciones acuosas que recorren el organismo, tanto dentro como fuera de las células, en el plasma, linfa, etc. El agua es un elemento imprescindible para:

  • Transportar nutrientes a las células.
  • Diluir todos los líquidos corporales.
  • Regular la temperatura corporal.
  • Metabolizar los alimentos
  • Limpiar el organismo y expulsar impurezas o residuos.


El equilibrio de agua en nuestro cuerpo depende no sólo del agua que bebemos, sino también de determinados minerales que ingerimos con los alimentos. Las células y el espacio que hay fuera de ellas necesitan mantener un equilibrio de estos minerales para poder realizar sus funciones correctamente.

¿Qué cantidad de agua necesitamos al día?



Siempre escuchamos decir a todo el mundo que es muy importante beber mucha agua al día, pero lo cierto es que las necesidades de cada persona varían considerablemente dependiendo de distintas circunstancias:
  • La edad.
  • El sexo.
  • La práctica de ejercicio.
  • La temperatura exterior.
  • La alimentación.


Cada día perdemos alrededor de 2.5 litros de agua en la orina, sudor, heces y respiración, y esta es una cifra que ha de reponerse.

Pero ni la pérdida, ni la reposición de agua se producen de igual manera en todo el mundo. No tiene las mismas necesidades un niño que un adulto joven; ni pierde la misma cantidad de agua una persona que hace ejercicio o vive en un lugar muy caluroso que alguien que no suda jamás; ni repone la misma cantidad de agua una persona que come regularmente alimentos ricos en agua que alguien que basa su dieta en carne y pan.

Tener sed es la pista más fiable. Con una dieta rica en cereales integrales, legumbres y verduras frescas, lo normal es no tener mucha sed. Pero cuando hacemos ejercicio o vivimos en un lugar caluroso, el sudor incrementa la pérdida de hidratación y lo normal es que el cuerpo reclame lo que necesita.
De hecho, beber agua sin fundamento puede sobrecargar los riñones y, cuando estos no funcionan bien, lograremos justo todo lo contrario de lo que queremos: que el agua se acumule en el organismo provocando edema, en lugar de ayudarnos a eliminar residuos.


La deshidratación



La deshidratación en el organismo puede causarnos serios trastornos o incluso la muerte, dependiendo del nivel de la misma.

Algunos factores que debemos tener en cuenta son:

  • La diarrea: En el proceso de digestión de los alimentos el organismo destina gran cantidad de agua que luego reabsorbe. Si este agua no es reabsorbida y se pierde por las heces, puede generar serios trastornos. Hay que tener un especial cuidado con los niños, ya que sus necesidades hídricas son mayores.
  • El ejercicio y el calor: Tanto el calor como la práctica de ejercicio requieren mayores reposiciones de agua, ya que a través del sudor y la respiración se pierden cantidades considerables.
  • Consumo de sal: Una dieta muy rica en sodio puede desequilibrar los niveles hídricos del organismo. El consumo regular de verduras, legumbres y cereales integrales nos proporciona un buen equilibrio de minerales relacionados con la actividad del agua dentro del organismo.
  • Consumo de carne: El consumo excesivo de carne y los cereales en seco, como el pan, no proporcionan cantidades suficientes de agua al cuerpo, por lo que las personas que siguen un tipo de dieta con estas características deben beber mayor cantidad de agua.



Consejos para una buena hidratación 

A modo de conclusión, estos son algunos consejos que puedes seguir para mantener la cantidad correcta de agua en el cuerpo:

  • Llevar una dieta rica en vegetales, verduras, cereales integrales cocidos y legumbres.
  • Reforzar la reposición de agua en personas con una dieta rica en carnes.
  • Beber cuando se tiene sed para no forzar los riñones.
  • Beber mayor cantidad si se suda, se hace ejercicio o se vive en un lugar caluroso.
  • Reponer agua cuando se sufren diarreas (bien bebiendo o a través de alimentos).
  • Llevar una dieta pobre en sodio (sal) y rica en magnesio.
  • Hacer tisanas o bebidas naturales frescas para personas a quienes beber agua les resulta “aburrido”.
  • Las personas mayores deben beber más porque su organismo no retiene el agua de manera tan eficaz como una persona joven.










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